La demanda de Jesús de obediencia implícita es algo a lo que ya hemos aludido brevemente: Juan 15: 14-15: “Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les ordeno.  Ya no los llamo esclavos, porque el esclavo no sabe lo que hace su amo;  pero los he llamado amigos, porque todas las cosas que he escuchado de mi Padre les he dado a conocer ".

 Es vital entender que Jesús no estaba sugiriendo que la obediencia hace a alguien su amigo, como si su favor se pudiera ganar a través del servicio.  Sin embargo, estaba diciendo que la obediencia es una prueba singular de que alguien es su amigo.  La obediencia implícita a sus mandamientos es el fruto necesario, esperado y natural del amor genuino por él.  Por lo tanto, también es la marca reveladora de la auténtica fe salvadora.

 Una vez más, una inferencia necesaria es que alguien que no hace lo que Jesús dice no es amigo suyo.  Estaba describiendo lo más claramente posible una relación maestro-esclavo.  Pero Jesús no había ocultado nada de sus discípulos.  Sus propósitos eran completamente conocidos para ellos: "todas las cosas que he escuchado de Mi Padre las he sabido por ustedes" (v. 15).  Por lo tanto, eran mucho más que simples esclavos para él.

 También eran sus amigos, enterados de sus pensamientos y propósitos (cf. 1 Cor. 2:16).  De manera similar, cada gobernante tendría amigos entre sus súbditos a quienes podría revelar asuntos personales, pero aún así eran sus súbditos.  La amistad con el señor o maestro no anula la autoridad inherente a la relación.

 Mi nombre es Cesar y soy una voz en el desierto

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