Es absolutamente cierto que heredamos todo en Cristo en el momento en que nacimos de nuevo. Sin embargo, la mayoría de las personas no lo poseen experimentalmente, excepto por el camino difícil: paso a paso y batalla por batalla. Dios le ordenó a Josué: “Ahora, por lo tanto, levántate, pasa por este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que les estoy dando, los hijos de Israel. Cada lugar que pisará la planta de tu pie te he dado ”(Josué 1: 2–3).

Cuando Dios pronunció este mandato a Josué, los israelitas no habían puesto un pie en el suelo en la tierra prometida. Sí, esa tierra era legalmente suya porque Dios dijo: "Les estoy dando la tierra". Sin embargo, para poseerlo, tuvieron que tomarlo experimentalmente mediante la guerra. Tenían el reclamo legal, pero tuvieron que hacer valer ese reclamo ante cada oposición. Es bueno que Josué y los hijos de Israel no fueran como muchos cristianos modernos.

Cuando Dios dijo: "Te lo he dado", los hijos de Israel, como algunos creyentes de hoy, podrían haberse cruzado de brazos, pararse en la orilla este del río Jordán y decir: "Alabado sea el Señor, todo es nuestro. . ¡Lo tenemos todo! Si hubieran hecho eso, los cananeos se habrían reído en sus caras. Aquí está la realidad: no tienes más de lo que posees.

Sin embargo, usted y yo podemos poseer nuestra herencia si lo hacemos a la manera de Dios: liberación, santidad y luego poseer nuestras posesiones. La liberación del pueblo de Dios del ejército invasor de espíritus demoníacos es el preludio necesario para el resto de ese proceso.

Mi nombre es Cesar y soy una voz en el desierto

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