Ven y siéntese con Cristo

 Mi mayor esperanza para este mensaje es la parte “para que tú también puedas”.  Jesús está sentado en victoria no para que podamos mirar y pensar, "¡bien por él!"  pero para que nosotros también podamos sentarnos.  

De hecho, Efesios 2: 6 nos dice que hemos estado sentados con Cristo en los lugares celestiales.  Y si Su voluntad es “en la tierra como en el cielo” (Mateo 6:10), creo que esto debería afectar drásticamente nuestra vida diaria aquí en la tierra.  Él no pagó el precio que pagó para que pudiéramos vivir vidas de estrés, fatiga, ansiedad, agotamiento, desánimo, desesperación o depresión.  ¡Lejos de ahi!  Jesús vino a darnos vida y vida en abundancia (Juan 10:10).  

Pero debe haber una desconexión en algún lugar porque la mayoría de las personas que conozco comparten mi experiencia de una brecha entre la paz que saben que ofrece Jesús y su experiencia de vida actual.  En un mundo que nos enseña a subir la escalera, buscar el número uno y correr a trompicones tratando de realizar nuestro camino hacia la aceptación, nos encontramos levantando nuestras manos en el aire, sabiendo que debe haber una manera mejor pero fallando  para percibir cuál es esa mejor manera.  

Nos desanima lo que el mundo tiene que ofrecernos: más estrés, más esfuerzo, más vacío.  Y, sin embargo, no debería sorprendernos.  Porque si lo temporal es todo lo que hay que ofrecer, entonces lo temporal es todo lo que deberíamos esperar.  ¿Pero no deberíamos horrorizarnos al ver la misma filosofía fallida en los círculos cristianos?  ¿No deberíamos sentirnos indignados por aquellos que engañan a los creyentes para obtener su aceptación a través de una actuación continua tanto ante el Padre como ante otras personas?  Me vienen a la mente las palabras de Santiago, el hermano de Jesús: “Hermanos míos, estas cosas no deben ser así” (Santiago 3:10). Amen, palabra De Dios.

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