Somos Ovejas en Medio de Lobos

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy quiero dirigirme a ustedes como Cesar una voz en el desierto para recordarles la profunda verdad que compartimos como creyentes: somos ovejas en medio de lobos. Esta metáfora, trazada en la Palabra de Dios, nos revela una realidad que debemos entender y abrazar en nuestro caminar cristiano.

Jesús, en su ministerio terrenal, utilizó frecuentemente la imagen de las ovejas para ilustrar la relación entre el Buen Pastor y sus seguidores. En el Evangelio de Juan, capítulo 10, versículos 14 y 15, Jesús declara: "Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas". Estas palabras nos muestran el profundo amor y cuidado que Jesús tiene por cada uno de nosotros, sus ovejas.

Sin embargo, Jesús también fue realista sobre el mundo en el que vivimos. En Mateo 10:16, nos advierte: "He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos". Esta advertencia no es para infundir miedo, sino para prepararnos ante la realidad de un mundo hostil y lleno de peligros espirituales. Vivir en un mundo caído significa que enfrentamos tentaciones, persecuciones y engaños que pueden desviar nuestros corazones de Dios.

Pero, ¿cómo enfrentamos esta realidad? Primero, debemos aferrarnos a nuestro Buen Pastor, Jesucristo. Él es quien nos guía, nos protege y nos da la fortaleza para resistir los embates del enemigo. Salmo 23:1 nos recuerda: "El Señor es mi pastor; nada me faltará". Al confiar en Él, encontramos paz en medio de la adversidad.

Segundo, necesitamos estar arraigados en la Palabra de Dios. La Biblia es nuestra espada y nuestro escudo en la lucha espiritual. Efesios 6:17 nos exhorta a "tomar el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios". Cuando llenamos nuestras mentes y corazones con la verdad de las Escrituras, podemos discernir entre las voces engañosas y la voz de nuestro Buen Pastor.

También es crucial mantener la comunión con otros creyentes. En Hebreos 10:24-25 se nos anima a "considerarnos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca". En momentos de prueba, nuestros hermanos y hermanas en la fe pueden ser un apoyo invaluable y un recordatorio constante de que no estamos solos en esta batalla espiritual.

Finalmente, recordemos que, como ovejas en medio de lobos, nuestra confianza no debe estar en nosotros mismos ni en las circunstancias, sino en el Dios Todopoderoso que nos guarda. Romanos 8:37-39 nos asegura: "Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro".

Hermanos y hermanas, aunque enfrentamos desafíos y peligros, no estamos solos en esta travesía. Nuestro Buen Pastor nos cuida, nos guía y nos fortalece. Mantengamos nuestros ojos en Él, en Su Palabra y en la comunidad de creyentes. Sigamos adelante con valentía y confianza, sabiendo que el Señor es nuestra fortaleza y refugio en medio de cualquier tormenta.

En el amor de Cristo,

My name is Cesar and I’m A Voice In The Desert