Noé, un faro de virtud
En medio del estado predominante de decadencia moral en el mundo, había un hombre, Noé, que se destacaba como un faro de virtud. Encontró favor ante los ojos del SEÑOR y fue descrito como un hombre justo e íntegro, que caminaba en estrecha comunión con Dios (Génesis 6:9). Aunque no era perfecto, Noé poseía una integridad inquebrantable. En contraste con las formas perversas, odiosas y violentas de sus contemporáneos, mantuvo su pureza, decencia y civilidad.
Ante la cultura corrupta del mundo, el desafío para los cristianos es evitar ser consumidos por su pecaminosidad inherente. Aunque estamos destinados a formar parte de este mundo, nuestra identidad y valores no deben derivarse de él, porque no somos parte de él. Al utilizar la sabiduría, podemos mantenernos comprometidos con la sociedad mientras nos protegemos de actitudes, creencias y comportamientos impíos.
Como cristianos, no debemos albergar un sentido de superioridad sobre los demás, ya que Jesús condenó a aquellos que mostraban actitudes arrogantes en su fe. En cambio, estamos llamados a demostrar humildad, amor y compasión incluso al interactuar con aquellos con quienes discrepamos fuertemente. Esto puede ser una tarea desalentadora que a menudo nos deja parados solos o nadando contra las corrientes predominantes. Seguir el camino de Dios puede llevar al ridículo, la burla e incluso el odio, pero debemos mantenernos firmes en nuestro compromiso con la rectitud y la obediencia.
Mi nombre es Cesar y soy Una Voz en el Desierto
No comments:
Post a Comment