Vivir para la gloria de Dios produce un espíritu de humilde confianza en que Dios actuará. Tal confianza marcó a los héroes de la fe en el Antiguo Testamento y marca a hombres y mujeres de fe en todas las épocas. Aquellos cuyos corazones están puestos en la gloria propia en lugar de en los de Dios nunca pueden tener la confianza de que se les otorgará el deseo de su corazón. Por otro lado, aquellos que ven su fin principal como dar gloria a Dios saben que nunca se sentirán decepcionados.
Mi nombre es Cesar y soy una voz en el desierto
www.avoiceinthedesert.net
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