Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna. -Juan 3:16
El Padre amó tanto al mundo que le dio a Jesús. Una de las expresiones de amor más simples y puras es dar. Jesús amó tanto al Padre que fue a la cruz y se sometió a la voluntad del Padre y se dio a sí mismo para redimirnos a Dios. El amor tiene muchas expresiones diferentes; algunas de las más naturales son la generosidad y la compasión.
El amor es paciente, lo que significa que se necesita tiempo para que esta expresión de amor sea pura y madura. El verdadero ministerio apostólico no se trata solo de señales y prodigios; en realidad incluye paciencia.
Segunda de Corintios 12:12 dice: "Verdaderamente las señales de un apóstol se obraron entre vosotros con toda paciencia, con señales, prodigios y maravillas". En realidad, las obras poderosas deben ser impulsadas por el amor, a veces en el contexto de una gran paciencia.
Si alguna vez oras, “Jesús, enséñame a amar a la gente”, muy pronto te encontrarás en una situación en la que tendrás que perdonar a alguien o ser paciente con él o ella. Pregúntame cómo lo sé. Gálatas 5: 22-23 dice: "Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley".
El fruto del Espíritu es el primer amor. El amor es la base de todo lo demás en la vida y el ministerio. Por amor, fe y esperanza, el amor es lo más grande. El amor es el camino más excelente; a veces el amor es la forma más dolorosa. El amor busca el beneficio de los demás por cuenta propia.
Antes de hablar o de ministrar a las personas, a menudo le pido a Dios que llene mi corazón de amor por las personas con las que estoy hablando o rezando. Cuando entendemos las expresiones del amor nos permite comprender adecuadamente si, de hecho, estamos caminando en el amor. Así como caminar en amor es una elección intencional de obedecer a Dios exteriormente, el amor también es una motivación interior.
Aunque hablo en lenguas de hombres y de ángeles, y no tengo caridad, soy como metal que resuena o címbalo que tintinea. Y aunque tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y todo conocimiento; y aunque tengo toda la fe para trasladar montañas, y no tengo caridad, no soy nada.
Y aunque doy todos mis bienes para alimentar a los pobres, y aunque doy mi cuerpo para ser quemado, y no tengo caridad, de nada me aprovecha (1 Corintios 13: 1-3). Para ser rentable espiritualmente hablando, es pertinente que hagamos lo correcto por las razones correctas. Amar a Dios encuentra expresión en amar a las personas. Juan 15:12 dice: "Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado". La palabra griega para mandamiento es en realidad "prescripción". El amor es exactamente lo que el doctor Jesús ha recetado. El amor trae curación y también previene la enfermedad. Aleluya y amén.
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