La Biblia, la Palabra de nuestro verdadero Dios viviente, nos da mucha información sobre la Trinidad. En primer lugar, vemos la pluralidad de Dios en la creación. "En el principio creó Dios los cielos y la tierra" (Génesis 1: 1). La palabra hebrea para Dios aquí es Elohim, una palabra plural.
Él lo muestra en la creación del hombre, porque en Génesis 1:26, Dios dice: "Hagamos al hombre a nuestra imagen". Pero luego, el siguiente versículo dice: "Dios creó al hombre a su imagen". El texto se mueve libremente del plural al singular y de nuevo al plural. ¿Por qué? Porque nuestro único Dios se compone de tres Personas.
También podemos vislumbrar la Trinidad en Isaías 48:16, donde el Cristo preencarnado dice: "El Señor Dios me envió a mí y a su Espíritu", asociando a Dios Padre con el Hijo y el Espíritu Santo. Es por eso que puedes tener a Jesús en la cruz diciéndole al Padre: "¿Por qué me has desamparado?"
Son dos Personas diferentes. El Padre no es el Hijo; el Hijo no es el Espíritu. Pero el Padre es Dios, el Hijo es Dios y el Espíritu es Dios. Los tres son iguales en esencia como parte de la Divinidad singular mientras permanecen distintos entre sí en su personalidad.
La pluralidad de Dios también aparece en las descripciones de Dios. El Padre se llama Dios (Gálatas 1: 1, 3; Efesios 1: 2-3). El Hijo se llama Dios (Juan 20:28). El Espíritu Santo se llama Dios (Hechos 5: 3-4). De hecho, en Hebreos 1: 8, Dios Padre llama a Dios Hijo "Dios".
Así, los tres actúan en unidad, un Dios en tres Personas, iguales en esencia aunque distintas en función. Entonces, ¿cómo concluimos? Con 1 Timoteo 1:17, donde Pablo le escribe a este joven predicador: "Ahora al Rey eterno, inmortal, invisible, al único Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén".
Esta es la verdadera majestad de nuestro verdadero Dios viviente. Él es y siempre será Dios porque en Él no hay fin y, por lo tanto, Él es el amor sin fin.
Mi nombre es Cesar y soy una voz en el desierto
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