Durante miles de años, las profecías de la Biblia han predicho el surgimiento y la caída de naciones e imperios. Sin excepción, las revelaciones de la Biblia han demostrado ser ciertas. Por lo tanto, al ser testigos del cumplimiento de estas profecías bíblicas en nuestra generación, debemos considerar seriamente sus advertencias sobre la crisis que se avecina.
El gran desafío para los cristianos de hoy no es solo comprender las profecías sobre Israel y las naciones; sino más bien hacer aquellas cosas que nuestro Señor requiere de nosotros durante estos tiempos. Los profetas revelaron el plan de Dios para redimir a la humanidad a través de la muerte, resurrección y victoria final de Jesucristo. La Biblia misma da fe de la naturaleza crítica de la profecía. “También tenemos la palabra profética más asegurada, la cual hacéis bien en escuchar como una luz que alumbra en un lugar oscuro, hasta que amanezca y la estrella de la mañana salga en vuestros corazones” (2 Pedro 1:19).
El propósito de la profecía bíblica es iluminar el plan continuo de redención de Dios para la humanidad a través de Su Hijo Jesús el Mesías. El Espíritu Santo declaró que “toda la Escritura es inspirada y útil para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16). La palabra "inspirado" en el idioma original significa "inspirado por Dios". Esto revela que estas profecías fueron dadas sobrenaturalmente al escritor bíblico por la voluntad divina de Dios.
Dado que una cuarta parte de la Biblia es profecía, esta es una parte vital del mensaje de Dios a la humanidad. Por lo tanto, si queremos comprender nuestro papel en esta generación, debemos familiarizarnos con el mensaje profético del Reino de Dios venidero. Cristo nos manda a “estudiar para mostrarte aprobado a Dios, obrero que no tiene de qué avergonzarse, que reparte correctamente la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15 RV).
El apóstol Pedro señala que "la profecía nunca vino por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo" (2 Pedro 1:21). En un pasaje, el apóstol Pablo indicó que los judíos rechazaron trágicamente a Jesucristo como su Mesías porque no entendieron las profecías. “Porque los moradores de Jerusalén y sus gobernantes, porque no le conocieron, ni aun las voces de los Profetas que se leen cada sábado, las han cumplido al condenarle” (Hechos 13:27)
Trágicamente, muchos líderes religiosos de hoy están tan despreocupados por la profecía como lo estaban los gobernantes de Jerusalén hace dos mil años. A pesar de las claras advertencias en la Biblia de prestar atención a las advertencias de la profecía, muchos permanecen desinteresados. No seas uno de ellos, por favor.
Mi nombre es Cesar y soy una voz en el desierto
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